Puta

-Cuida lo que deseas- dijo él.
- Y tu cuida lo que cuidas- respondió ella.
- Comoquiera- repuso él.
-Como desee- objetó ella.

Luego, ella, se levantó de la arena que compartían sentados, dedicó una mirada al paisaje que tenía enfrente, andó huellando la arena tras su pié, y se introdujo en el agua. Hundió su rostro hasta que tuvo que cogerse fuertemente la nuca con las dos manos, y se ahogó, no sin antes pronunciar.
-Deseo- mientras tragaba los litros de agua que al fin le hicieron estallar los pulmones.
Él, desde la  solitaria orilla, inmutable, miraba como ella encontraba su fatal fin, y meditó
 - Su caída la reunirá con las algas del lago, junto a ellos, yacerá pasando inadvertida para lo humano- ése fue su último pensamiento para ella, la que deseó.


En la cima, donde los olivos, duerme apoyado


La historia sintetizada en Nietzsche montando a caballo en la guerraprussiana. Luego siendo amigo de Wagner. Wagner escribiendo una opera católica. Nietzsche, reticente, a su caballo del odio levantando pieles para insultar corazones corrompidos. 34 años más tarde: Hitler dirigiéndose a la juventudes hitlerianas, diciéndoles que el tendero rapaz que saquea el oro de su casa son los judíos. Añade que Nietzeche coincide en ello.

La historia aun sin sintetizar. Camus llega promoviendo torrentes y assienta  un golpe en la mesa que se escucha, esparcido por al sala, y yendo más allá hasta las callejuelas infectas de justos y buenos: "el hombre fornica y lee el periódico"- profirió.
Ni operas wagnerianas, lecturas nietzschianas; al punto la memoria de los transeúntes alcanza hasta el padre, tal vez el abuelo; se dicen: Hitler convertido en símbolo ambiguo, cuyo nombre admite ahora lisonjas y alabanzas, también reproches innegables.

La historia sintetiza, jamás sintoniza. El hombre de hoy no sintoniza, es idéntico a su opnión sobre sí mismo, y de ahí, sugiere una historia aislada de la misma historia. Historia subjetiva. El hombrecillo apartando matorrales, podando opiniones y presagios, apelando al final cerrado de la historia, su final, cuyo héroe no es casualidad que sea el mismo, el que la inventa mientras la reescribe