Sobre el poema de Paul Celan a Karl Liebknecht i Rosa Luxemburg



ESTÁS ECHADO en este extenso escuchar,
rodeado de espesura, de copos rodeado.

Ve tú al Spree, ve al Havel,
ve a los ganchos de carnicero
ve a las rojas manzanas en palillero
de Suecia-

Viene la mesa que las ofrendas trae,
en un Edén da la vuelta-

El hombre quedó como un colador, la mujer,
la marrana, flotando se tuvo que ver,
por ella, por nadie, por cualquiera

El canal de Landwehr no va a murmurar.

Nada queda
                    estancado


El poema se presenta al lector como un enigma incomprensible, los versos se leen, y como dice Gadamer, se siente en ellos el juego de opuestos entre el terror y la alegría, entre el Edén y los  ganchos de carnicero. Ambas experiencias son fundidas en el rojo de la sangre y el baño rojo de la manzana. Sin embargo, ¿acaso esta fuerte tensión de los opuestos no es más que el escenario, es decir, un contexto? ¿Pero contexto de qué? No lo sabemos. Ahí reside el enigma.

Gadamer,  hablando de postura de Paul Celan respecto a su poema escribe: existe otra motivación, que es la siguiente: el poema presentado por Szondi exige de tal manera un determinado saber que al final todo lector posee. El poeta instaura memoria a través de su poema. Por otro lado, según Gadamer, es posible que el poema conforme el mundo común entre el lector y el poeta, en la medida que éste, como Rilke, se dirige a una conciencia colectiva. Aún así- añade Gadamer- queda pendiente la necesidad de comprender el sentido de su poema de forma independiente a su participación en la conciencia colectiva. Para Gadamer  el sentido del poema es la representación de un juego de opuestos. ¿Por qué dijimos que las terribles oposiciones que recorren el poema son el contexto? En contra de la estrategia hermenéutica adoptada por Gadamer, lo que para él es el núcleo del poema para nosotros indica sólo su atmósfera, su medio ambiente.

La secuencia de imperativos: <<Ve al Spree, ve al Havel, ve a los ganchos de carnicero>>, no solo es una exhortación, dirigida a cada cual, a ver y saber todo esto, sino que exhorta más bien a tomar conciencia de cómo se juntan los opuestos.

Aquí Gadamer interpreta que los lugares Spree y Havel y el objeto de los ganchos del carnicero, no tiene sentido por sí mismos, sino que el sentido de estos elementos depende, está subordinado, al sentido superior de ver cómo se juntan los opuestos. Esta maniobra de Gadamer anula de inmediato el sentido propio que puedan sostener individualmente cada uno de los componentes por mor de un principio organizativo. Ahora supongamos que <<Ve al Spree, ve al Havel>>, es una exhortación a que el lector realmente, en sentido literal, vea y conozca estos dos ríos de Berlín. Para Gadamer, los ríos y los ganchos de carnicero son el pretexto nada más que el pretexto para conocer cómo se juntan los opuestos; y por este motivo, los opuestos en cuestión que presenta el poema podrían ser éstos u otros con tal de ejercer su cometido de tensarse entre ellos.

Nuestra revisión pretende el gesto inverso: los opuestos conformados en el poema son el pretexto de algo, la atmósfera de un acontecimiento..En lugar de interpretar el poema como una exhortación a como se configuran los opuestos, probemos ahora de interpretarlo  desde la literalidad de los mandamientos: <<ve a los ganchos de carnicero, ve a las rojas manzanas en palillero de Suecia>>. Notemos que en estos versos Cela introduce con el artículo determinado el enunciado los ganchos de carnicero, las rojas manzanas de palillero de Suecia, denotando un referente específico. No se trata de unos ganchos de carnicero, sino justamente de aquellos ganchos de carnicero, no de unas manzanas, sino de aquellas manzanas, y no cualesquiera. ¿Pero cuáles? No lo sabemos.

Desconcertados nos advienen los versos <<viene la mesa que las ofrendas trae, en un Edén da la vuelta>>. Esta estrofa, es la más breve de todas, y su sentido, autosuficiente, no necesita ningún elemento del resto del poema para ser entendido. Su lugar en el mismo es céntrico. Nos dice: algo bueno ( las ofrendas) viene y pronto desparece ( en un Edén da la vuelta). Aún más desconcertados, nos preguntamos: ¿de qué acontecimiento es alegoría esta imagen de la mesa de las ofrendas que viene, da la vuela, y desaparece doblando la esquina?

Luego, entrando en la última estrofa, Celan cambia el tiempo verbal del presente que había usado hasta ahora, al pasado, para hablarnos del  <<el>> hombre y de <<la>> mujer. Una vez más, ¿Quién es ese hombre y quién es esa mujer a la que se refiere Celan?  Insinúa que se trata de una ejecución política, pues dice que el motivo por el que murió la mujer fue por ella, por nadie, por cualquiera. Sin embargo, este sacrificio político que significa este asesinato, queda en silencio. Ella, la mujer que flotaba, no queda estancada en el canal y, en consecuencia, no va a murmurar, y, por tanto, no se la escuchará. Y es que acaso la escuchamos o la reconocemos en el poema?  No. Es un enigma.

Simplificando observamos que al principio el lector está dispuesto en un extenso escuchas, y concluye  inmerso en el silencio propio de la la ausencia de murmurio. El lector del poema no oye el poema del mismo modo que no oye a Karl Liebknecht Rosa Luxemburg. Verdad es que conoce los ríos Spree y Havel, también conoce lo que son unos ganchos de carnicero, y unas rojas manzanas en palillero; y conoce lo que es un hombre que queda como un colador. Del mismo modo que desconoce cuáles son los ganchos de carnicero y las rojas manzanas que el poema ordena que hay que ver; y no sabe qué incidencia tiene la venida y la desaparición de las ofrendas, y aún menos quién es ese hombre y esa mujer a las que se refiere en el final del poema. Así pues, comprendemos una mitad del poema: sabemos lo que significa cada verso. Y nos falta comprender la otra mitad restante: la realidad particular a la que se refiere el poema. He aquí el enigma de su sentido, lo que lo hace ininteligible.

Parece ser que el enigma del sentido del poema afecta de forma directa a un vacío en la memoria histórica del lector, es incapaz de descubrir el sentido del poema precisamente porque la llave del poema está en un hecho que ha olvidado: el asesinato de Rosa Luxemburgo. El día de su ejecución la lanzaron al canal de Landwehr, la corriente de la historia la arrastro hacia le olvido. No quedó estancada en el canal, del mismo modo que no quedó estancada en la conciencia histórica de los hombres. Se la llevo el agua como se la lleva el olvido. En esta línea, el velo con el que Celan cubre el poema es el sentido del poema. La imposibilidad de encontrar el sentido del poema en los asesinatos de Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo constituye el sentido mismo del poema. Así es como Celan interpela a los lectores denunciando su olvido de aquellos acontecimientos.

El canal de Landwehr no va a murmurar.

Nada queda
                    estancado

En la caída del último verso, la forma espacial del poema contradice el contenido que expresa ( nada queda estancado). Esta intervención subversiva de Celan que desajusta el último verso  del poema significa que,  aún a pesar de que el asesinato de Rosa Luxemburgo no levanta ningún murmurio porque no se estanca dado que ha sido olvidada, llevada por el canal de Landwehr, y ya no habla con nosotros, la declamación de este último verso obliga al lector a interrumpir su fluidez, a estancarse.

He aquí el posible sentido último del poema: lector, en este poema  has recorrido un itinerario al modo del canal de un río, en el que has procurado un extenso escuchar infructífero, ni un murmurio, nada más que un enigma has obtenido de mi.  De lo que te he referido en estos versos no hay nada estancado en ti que los haga sonar y sea capaz de descubrirte su sentido. No se desvelan ante ti, tan solo fluyen sin sentido de conjunto. ¡Estáncate, lector! Rosa Luxemburgo no queda estancada en la historia, y no emite murmurio alguno hacia el lector que lee su silencio en cada verso del poema.  Sin embargo, de repente la declamación del poema mismo estanca al lector para desprender su propio murmurio, su propio sentido, el de señalar al lector  que se ha olvidado de aquellos asesinatos, y que su imposibilidad  para acceder al sentido del poema es la consecuencia del velo que su olvido ha impuesto a aquellos hechos del pasado
Ahí está la paradoja: el poema se estanca y murmura ante la ausencia de murmurios de Rosa Luxemburgo. Y el lector a su vez, se estanca, incapaz de acceder al sentido del poema, murmura contrariado la paradoja de escuchar en él la voz de del olvido, el sentido del silencio.



          Gedenkstätte Plötzensee, Lloc on foren executat els conspiradors del 20 de juliol de 1944.       Detall dels ganxos de canisser  a les vigues.