Enamorat, X---->Y

El amor se introduce en X uniéndolo a Y, a lo que ni uno ni otro pueden hacer nada que no sea mostrar una protesta formal, de acuerdo o desacuerdo. Se trata de un vínculo passional que X proyecta a Y con el propósito de que  lo que ahora se muestra como dos partes se convierta en  un conjunto indisoluto, armonioso e irreversible. Atributo del amor, es su invencibilidad, por ello es inútil que sea combatido por X y sólo puede inclinarse a dos opciones: resistirse a explotar el brío de amor reconociéndo a su vez que este deberá marchitarse generando odio, el cual lo devorará hasta el agotamiento; o, por el contrario, obedecer ese brío y, entonces, adentrándose en un camino siempre angosto, repleto de zarzas y animales despiadadamente insaciables, ir al encuentro de Y para manifestarle su voluntad, su amor. Al punto, la desgracia del amor, y por ello mismo su más bella virtud, es, nada más y nada menos, el poder que concede a Y para que haga que ese amor que habita en X cobre sentido y le permita transformar  esa posible voracidad en docilidad y el brío de amor latente en perpetuo sentirse a sí mismo como insuperable junto a su Y.


No hay comentarios:

Publicar un comentario